Y a los 27minutos, 15 segundos, justo cuando Turturro se despide del enorme Goodman, después de una intensa perorata sobre el teatro real y la gente normal como fuentes de inspiración, hago click en pause. Y me detengo a reflexionar. Vierto agua dentro de la kettel y espero a que hierva, cuatro cucharadas de azúcar en el fondo de la taza, 2 bolsitas de manzanilla, tac, salta el resorte, el agua está lista. Una serie de actos rutinarios. Dejo que repose la infusión, me lío un cigarrito, salgo al balcón, no dejo de pensar en el discurso de Turturro (qué gran actor, por cierto) contemplo la extensión verde de la Casa de Campo. El viento sopla con fuerza, todas las ramas que observo danzan al ritmo que dicta Eolo. Me detengo estatuizado. Y me adentro, de nuevo, a escribir, en la soledad voluntaria de mi habitación. Entre un poster de "La Haine" y otro de Audrey Hepburn. De qué serviría, por ejemplo, una imagen lasciva de Megan Fox. Cuando, además, el rostro de Audrey contiene un sinfín de lecturas y variables que rinden, sin remedio, al observador.
Voy a seguir con los Cohen, ya solo me faltan su primera película, y la última. El resto, ya están archivadas entre mi retina y mi occipital.
La infusión me templa el cuerpo.
Los Cohen, y su manera de hacer cine, me templan el espíritu.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminary haces que principiantes como yo tengamos ganas de ver las pelis de los Cohen durante estas navidades cuando haga algún q otro parón mientras estudio para los exaghmenes de enero. Eso sí, yo intentaré ir tomando mate q también templa el cuerpo ante este frío que ha venido a visitarnos desde el dia de ayer:)
ResponderEliminarte mando un abrazo elias! Ah!vuelvo a valencia unos días antes de Reyes, por si nos podemos ver en algún momentillo para tomar un café que me he quedado con las ganas de verte!:)
muaaa!
pd: ¡no sé como lo haces pero noto que cada vez escribes mejor!;)