2.05.2010

Lo que me dan no quiero

... y lo que quiero no me lo dan.

Quizá siempre queramos lo que no tenemos. Quizá nunca nos conformamos con el status quo vital del presente. Quizá el inconformismo sea intrínseco a la naturaleza humana. Quizá no sepamos valorar, siempre, en su justa medida el valor de lo que tenemos, de quienes nos rodean; tampoco a los y las que nos aman, o que nos entregan su amor, o una porción del mismo en determinados momentos, y que no siempre apreciamos o agradecemos.

Cuando estás, de veras, con alguien, añoras las noches y los días en que eras libre y podías volar de aquí para allá sin tener que dar explicaciones, sin cortapisas, sin cargos de conciencia...

Cuando estás liberado, o bien buscas espíritus libres con los que poder compartir secuencias de vida, sintonizar, follar y despedirte hasta la próxima, o bien, buscas alguien con quien compartir mucho más, alguien a quien unirte de veras, con alguna suerte de compromiso.



Prefería códigos compartidos.

Prefería dormir, solo dormir, abrazados.

Prefería sentir que estaba en una peli contigo en escena.

Prefería instantes marcados por frases poéticas.

Prefería besos sutiles.




Prefiero acuerdos tácitos sin palabras.

Prefiero no quedarme a dormir.

Prefiero que la escena que nos inmortalice sea bañados en sudor.

Prefiero miradas elocuentes.

Prefiero despedirme con un beso en la mejilla.



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